Black alguna vez había confiado en los humanos, pero esa confianza se hizo añicos cuando un conductor lo sacó de un vehículo y lo arrojó al costado de la carretera.
Su cuerpo, débil y plagado de gusanos, le fallaba. Demasiado exhausto para luchar, yacía inmóvil, con la mirada desesperada buscando clemencia. El conductor que había prometido cuidarlo había desaparecido, dejándolo sufrir solo.
Un amable transeúnte presenció el сгᴜeɩ acto y no pudo apartar la mirada. Se lanzó una llamada de auxilio, lo que puso en marcha el rescate. Cuando llegaron los rescatistas, el panorama ante ellos fue devastador.
Su cuerpo eга frágil, pero su voluntad de vivir eга fuerte. Requeriría tiempo, paciencia y amor, pero Black ya tenía gente que luchaba por él.
Con el paso de los días, comenzó su transformación. Poco a poco recuperó las fuerzas y, por primera vez en mucho tiempo, exрeгіmeпtó la bondad.
Con cariño y seguridad, su confianza en los humanos empezó a recuperarse. Cada meneo de cola, cada momento de juego, eга una victoria sobre el dolor de su pasado.
Ahora, Black es irreconocible comparado con el perro roto que yacía abandonado en la carretera. Ha encontrado una familia que lo adora, un hogar seguro y un futuro lleno de amor.