Atrapado en la oscuridad desde que tenía un mes, tembló cuando la luz finalmente lo alcanzó.
Desde que tenía apenas un mes, el joven niño había vivido en completa oscuridad.
Confinado en un lugar sin luz solar ni calor, creció conociendo únicamente la silenciosa presencia de las sombras.
eга lo único en lo que podía confiar: su única sensación de seguridad. Pero esa extraña sensación de seguridad se desvaneció en el momento en que la luz entró por primera vez.
El cambio fue instantáneo y abrumador. Una luz llenó el espacio, revelando un mundo que nunca había visto. En lugar de consuelo, trajo felicidad.
Su cuerpo temblaba, consciente de lo que significaba esta nueva realidad. La luz, a menudo vista como símbolo de esperanza, le parecía una amenaza: una fuerza desconocida que irrumpía en el único hogar que había conocido.
Pero poco a poco, sus ojos comenzaron a adaptarse. Los contornos emergieron de la claridad, y lo que antes eга cegador empezó a tener sentido.
Y con cada paso adelante, la luz que una vez fue aterradora comenzó a sentirse un poco más como esperanza.